Bill había rentado una pequeña casa que si bien apenas consistía en una recamara con dos camas individuales y su baño; así como un balcón en la planta alta, una pequeña cocina y comedor abajo; tenía una hermosa salida directo a una pequeña playa privada, lo cual le encantaba. El sonido del mar se escuchaba suavemente en el interior, dejando a Tom completamente sorprendido.
-¿De dónde sacaste esto?- preguntó mirando cada rincón, por un momento, deseando que fuera su casa.
- Tengo algunos contactos- respondió mientras subían a la habitación directo a dormir. Hora: indefinida.
Tom aún no podía creer el hecho de estar ahí con Bill, y que todo fuera así… tan sencillo y…maravilloso
-Cámbiate, yo lo hare en el baño para que lo hagas con calma- anunció el pelinegro comenzando a buscar su pijama dentro de la mochila, sin siquiera estar seguro de haberla guardado
-Gracias- respondió Tom aún impresionado por la caballerosidad del torero; que además de halagarlo con cada una de sus acciones, parecía cumplirle todos y cada uno de sus caprichos de manera inconsciente, aún cuando el intentara disimularlos…
En cuanto Bill cerró la puerta se cambió lentamente y más que cansado. Demasiado. Habían caminado lo que parecieron ser kilómetros por todo el hermoso puerto, y si bien el tiempo se fue como agua corriendo, el cansancio le empezaba a cobrar la factura justo en ese momento. Sin embargo, no todo era color de rosa.
Todas las atenciones de Bill eran maravillosas, y claro que las disfrutaba y agradecía, sin embargo, lograban confundirlo cada vez más, y no precisamente porque el pelinegro tuviera la culpa…el mismo era quién no lo tenía claro.
El torero apagó la luz no sin antes preguntar si se encontraba bien y pronto se quedó dormido; un tanto absorto de la situación…aún cuando aseguraba que no pasaba nada y que no debía preocuparse, le estaba mintiendo.
¿Cómo explicarle que en ese momento, su cabeza era un remolino de emociones que cada segundo parecía enredarse más? Imposible.
Pasaron horas hasta que exhausto de dar vueltas a la cama de un lado a otro, decidió levantarse a tomar aire sentado en aquel balcón mirando al océano. Sus dudas parecían ser tan grandes como el infinito que tenía al frente, hasta que de pronto, un nuevo sentimiento lo invadió junto con las olas que azotaban el lugar. Hora de terminar con eso, ya había tenido suficiente.
Y sabía perfectamente lo que tenía que hacer…era el momento de salir adelante
Tomó una hoja de papel y un lápiz del escritorio, y volviendo a su asiento, escribió aquellas palabras, aquellas que cerraban una parte de su vida y comenzaban una nueva, no solo para él.
“El final… algo que siempre llega, aún cuando lo retengamos y al final nos confunda su acercamiento. Este es el mío; o el tuyo Tom, como pueda verse…
He decidido seguir adelante, con una nueva vida. Quiero ser feliz y olvidar el pasado, absolutamente todo. He decidido dejarlo ir y vivir mi presente, por el que tanto he luchado y no estaba disfrutando.
Gabriel:
Antes que nada, te debo una disculpa. ¿Por qué? Por prolongar tanto algo que ni siquiera debí iniciar…y ahora cada quién seguirá con lo suyo espero puedas ser feliz y encontrar a alguien que si te ayude a serlo.
Yo ya encontré a una persona especial, y solo espero serlo para él también…ahora es tu turno
También otra cosa…te mentí. Bill no es mi novio, al menos aún no…estaba asustado, perdóname. Mucha suerte.
Juliette:
Hermanita…se que te molesta que te llame así, pero es la verdad.
Solo te diré que ya no peleare contra ti, me rindo. No voy a hacerte a mi manera y tú a mí tampoco a la tuya.; pero eso ya no importa. Solo piensa que aunque papa y mama ya no están, siempre tendrás a tu hermano menor y puedes contar conmigo para lo que sea, y donde quiera que estés….
Y finalmente tú…que no formas parte de mi pasado, pero sí de mi presente…
Bill:
…No hay nada que pueda escribirte aquí, o al menos eso creo…no hay un pasado, pero si un futuro. En verdad, espero que lo haya. Te quiero
Tom
-Este balcón es bueno para pensar ¿No lo crees?- escuchó la voz del último acercarse a sus espaldas mientras doblaba el papel.-No podía dormir bien- respondió sonriendo mirando su rostro a la luz de la luna, enmarcado con su largo cabello negro
-Tampoco yo, el mar es un autentico escándalo… ¿Todo bien?- preguntó el torero un tanto preocupado por él y todo lo que había sufrido. Había llevado a Tom mucho más lejos para que se olvidara de sus problemas, pero lejos de eso, pareciera que había tenido el efecto contrario.
-Todo bien- respondió sonriendo más que nunca. Se sentía liberado y sin peso, tanto como el aire que movía sus cabellos elevándolos; listo para partir hacia un nuevo comienzo- mejor que nunca
-Eso me agrada- dijo el otro notando un entusiasmo emanando de su compañero, dejándolo algo confundido, pero no menos sonriente. Le encantaba verlo así.- ¿Puedo saber por qué?
-No seas ansioso… te lo diré después, lo prometo- repitió sus palabras de hacia unas horas, con cierta mirada de complicidad haciéndolo reír.
-Por cierto, olvide decirte algo… ¡No puedes usar el traductor de Google…!
-¡Eso no se vale!- protestó Tom que de hecho, ya lo tenía en mente y estaba a nada de acceder al buscador desde su teléfono
-Eso sería trampa. Espera a que yo te lo diga ¿Si?
Tom lo miró con expresión de estar a punto de iniciar un berrinche sin obtener más que la risa del pelinegro. No iba a lograr sacarle nada
-¿Ni una pista?
-Veamos… ¿me darás una pista también?
-De acuerdo. Tiene que ver contigo- dijo Tom sonriendo apretando la carta.
-¿Conmigo? Bueno, está bien…esas palabras, solo te las he dicho a ti
-¡Eso no es una pista!
-¡La tuya tampoco!- reclamó Bill sin estar dispuesto a ceder. No se sentía listo como para decírselo ya, prefería quedarse con la duda.
-¡Eres malo!
-¡Claro que no! Tú eres muy desesperado…
-Un poco- contesto riéndose resignado-¿Puedo decirte algo?
-Si, claro.
-Te ves bien sin maquillaje
-¿Cómo?- preguntó el pelinegro sin lograr comprenderlo del todo. Había olvidado que no lo traía puesto.
-Me recuerdas una frase de mi papá…”El que es guapo, es guapo”
-¿Crees que soy guapo?
De no ser porque solo la luz de la luna les daba una fina pantalla de luz blanquecina y no tan potente, ambos se hubieran visto completamente sonrojados e incluso abochornados; más el cómodo ambiente de la noche y el estar solos en un lugar distinto, les inspiraba confianza.
-Bueno…sí- respondió el rubio sin poder dejar de mirarlo. No solo le parecía guapo, si no perfecto- ¿Tu no lo crees?
-Yo no me considero así… si no a alguien más- dijo contemplándolo tranquilamente; comenzando a sospechar que Tom entendía que se refería a él.- Pero gracias…creo
El hecho de que el patinador lo viera así, aun sin maquillaje, lo hacía comenzar a ilusionarse de manera inevitable, aún cuando sabía que no tenía la guerra ganada
Fue entonces cuanto Tom comenzó a bostezar. Ahora que había solucionado todo, no quería nada más que dormir.
-Vamos… ni creas que mañana te voy a dejar descansar
-Ya lo suponía. Es agotador que me secuestres- respondió levantándose entrando de nuevo a la habitación, escuchando las risas del otro detrás. – Igual ya me acostumbré
-Eso es bueno- dijo cerrando la puerta acallando el ruido del agua un poco y sentándose en su cama. A decir verdad, también se estaba cayendo de sueño- porque no pienso parar
-Yo no pienso detenerte- contestó el rubio recostándose de nuevo-Buenas noches
-Buenas noches…- repitió Bill cerrando los ojos…Ya era muy tarde, y no pensaba desperdiciar el tiempo de ninguna manera si aún tenía un día.
El patinador despertó más allá de las 9:00 am, y levantándose aún adormilado, descubrió que Bill no estaba por ningún lado; ni siquiera bajando las escaleras…lo que sí, la puerta que daba directo a la playa estaba abierta de par en par; dejando pasar una fresca brisa húmeda impregnada con el agua del mar.
Se paró frente a la puerta, solo para despertar por completo con lo que el panorama le ofrecía.
Caminando hacia el agua, iba Bill con el torso descubierto, mostrando su esbelto y bien formado cuerpo, decorado con varios y bien colocados tatuajes que resaltaban aún más su bella anatomía, que ,únicamente cubierta con una bermuda, dejaba ver sus largas y blancas piernas.
Afortunadamente estaba de espaldas, dándole a Tom tiempo suficiente de volver a la realidad, o al menos, hasta que se dio la vuelta, haciéndolo perderse por completo. Y el estético logo de una estrella fija en la cadera del pelinegro estaba colaborando.
-Vaya, hasta que despiertas- dijo el torero acercándose lentamente, haciendo su cabello aún seco hacia atrás, descubriéndose el rostro.
-Perdona- respondió sacudiéndose un poco intentando quitarle la vista de encima, lo cual no era nada sencillo- No sabía que tenías tatuajes
-Tengo varios…-respondió Bill sonriendo tocando la hermosa estrella completamente natural, sin prestarle mucha atención-¿Quieres venir al agua?
-Claro…ahora vuelvo- dijo volteándose de inmediato entrando a la casa e intentando calmarse un poco mientras se ponía el traje de baño. ¿Cómo se podía ser tan perfecto?
Claro que no imaginaba ni de cerca que quién se encontraba en esa misma situación era precisamente el pelinegro, cuando lo vio volver hacia la playa…La patineta y su esfuerzo de años no habían pasado en balde por el cuerpo del rubio, de músculos marcados y delicadamente bronceados por el sol.
-Vaya…-susurró completamente inmóvil a la orilla del mar mientras el otro se acercaba-que rápido
-¿Esta fría?
-Define fría….
-¿Voy a congelarme?
-No lo creo…s menos que estés acostumbrado a vivir arriba de los 40°c…
-Vengo de Alemania Bill, no del Sahara- dijo haciéndolo reír comenzando a entrar al agua
-Era una mera posibilidad- contestó mientras Tom lo tomaba de la mano a lo cual obviamente no se negó
-Si muero, cargará en tu consciencia- dijo mientras avanzaban hacia adentro, al contrario de las olas
-Veré que eso no…
-AAHH!!-Tom gritó en cuanto el piso de arena se le perdió por completo sin esperar el escalón formado donde las olas azotaban, perdiendo el equilibrio y cerrando los ojos esperando la caída…sorpresa, nunca llegó
-¿Estás bien?- escuchó la voz de Bill quién lo tomaba de la cintura suavemente manteniéndolo de pie, evitando que se hiciera daño.; dejando su rostro excesivamente cerca, tanto que podía sentir su respiración, dejándolo casi en shock
-Yo… eso creo- dijo inmóvil mientras el torero lo soltaba notando su reacción, que junto a todas las anteriores, no hacían más que ilusionar al pelinegro que parecería cuidarlo de absolutamente todo-Gracias…
-¿Sabes nadar?
-Un poco- respondió entrando con más cuidado aun de la mano del otro, quien lo seguía hasta detenerse cuando el agua les llegaba al pecho
-¡Dijiste que no estaba fría!
-No lo está…
-¿A no? ¿Entonces?
Una enorme ola los cubrió a ambos mojándolos completamente. Bill tuvo que retirarse el cabello de la cara completamente escurriendo.
-Ok, eso no estaba planeado- el torero se descubrió de nuevo sonriendo. Las rastas de Tom escurrían, completamente empapadas.
-Ibas a mojarte de todas maneras…
-¿A si?
-¡Si!- dijo Tom salpicándolo e iniciando una guerra entre ambos, persiguiéndose por todos lados intentando atacar al otro, hasta que horas después quedaron exhaustos. Ni siquiera las largas horas de patinar y caídas podían compararse con esas jornadas de diversión mortales.
-Ya me cansé, ganaste-dijo Bill rindiéndose y recostándose en la arena cubriéndose el sol con los brazos, escuchando como el otro se acercaba y se sentaba a su lado
-Lo sabía
-Quiero la revancha…pero no ahora
-Ahí tirado, pareces una sirena
-¿¡Que?!- preguntó Bill mirándolo levantando una ceja- ¡CLARO QUE NO!
-¡Claro que si! ¡Mírate en el vidrio!
-… ¿En qué momento fue que empecé a ser una niña?-dijo sentándose para voltear y desgraciadamente comprobarlo en su reflejo. Estaba bien consciente de sus características andróginas, pero de ahí a ser una sirena…Tom se había volado la barda
-No dije que fueras una niña, pero…
-En mi defensa, no es mi culpa; me saqué la lotería genética…y el cabello no me ayuda, pero ¡no me lo pienso cortar! ¡Me costó mucho que creciera!- articuló tomando una punta y mirándola. Si había algo que adorara, era su cabello.
-Me gusta largo… y por cierto, lo tienes lleno de arena
-Genial, me tendré que volver a bañar…Vamos adentro, ¿Aún no tienes hambre?
-Un poco…
-Yo también, vamos…
Ahora con la mente despejada y resuelta, Tom quedaba más que maravillado con las atenciones del torero, que parecía hacerlo a propósito. Después de llevarlo a un lindo restaurante en la plaza y caminar por la playa (que cambiaba completamente de noche) volvieron a la casa, casi directo a dormir sabiendo que sus pequeñas vacaciones habían terminado. Debían regresar en cuanto amaneciera.
-Bill…
-¿Me llamaste?- respondió el pelinegro escuchando su voz en la oscuridad, ya acostado cada uno en su cama
-¿Estas despierto?
-No, estoy dormido…
-¡Bill!- reclamó el rubio ante el sarcasmo haciéndolo reír
-Está bien, si aquí estoy. ¿Qué pasa?
-Gracias…-susurró Tom mirando su delicada silueta bajo las cobijas
-¿Por qué?
- Fue genial… muchas gracias-dijo intentando combatir con sus sonrojo
-Si lo fue… me alegra que quisieras venir
-¡Fue un secuestro!
-Duérmete ya Tom- rió tapándose con las cobijas interrumpiéndolo riendo. Si no lo hacía, no iban a dormir nada
-Buenas Noches Bill…
-Buenas noches- sonrió bajo su manto protector cerrando los ojos. Había algo diferente en Tom; y a decir verdad, le encantaba…
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