jueves, 8 de noviembre de 2012

Torero-Capítulo 2- París, Francia


Bill caminó hacia el camión cargando la última tarima en el último minuto ayudando a sus compañeros con lo poco que quedaba. En ocasiones se sentía culpable por dejar que ellos levantaran las cosas más pesadas mientras el solo llevaba lo más pequeño y de preferencia con ruedas, pero era un privilegio que su posición de líder le daba. Aunque viéndolo bien, a él le tocaba lo más difícil: asegurar a los toros.
Justo eso hacía cuando Tom entró a la plaza; por suerte, no había pasado nada más que el susto que el patinador rubio se llevo por parte de “Duende” uno de sus mejores toros de lidia.
Tom…ese chico le llamo la atención desde que lo vio…no tenía el estilo pesado y a la defensiva que toda la comitiva de Alexander ostentaba, se veía bastante interesante…
-¿De quién es la guardia?- pregunto a Gael, uno de sus más recientes subordinados que por ahora, solo lo ayudaba con algunos pendientes mientras aprendía lo necesario- dime que no me toca a mi…
-En verdad anhelaba que no fuera así…pretendía dormir todo el camino y no conducir cuidando camiones
-De hecho; si- respondió el otro mirando su cara de estrés. Bill se quedo en silencio intentando resignarse…había ensayado toda la noche pero si era su turno, no había vuelta de hoja…
-Voy a arrepentirme luego pero…yo la hago, te toca la que sigue
Bill no dudo ni un segundo en aceptarlo. A su parecer su equipo no solo eran eso, sino también sus amigos, aunque la realidad era que su empatía y buena dirección hacían que los demás no tuvieran problema en ayudarlo cada que lo necesitaba; como un amigo.
-Te debo una Gael
-Me debes muchas…solo te aviso que la siguiente te toca con alguna de las mascotas de Alexander…
Escuchar eso hacía que la propuesta ya no sonara tan atractiva
-¿Y el benevolente eres tú?- pregunto con sarcasmo mirando al chico burlarse
-Lo dejo a tu elección…
- Veré como lo ignoro, ahora tengo sueño- contesto despidiéndose yendo directo a su camper personal. Lo engancho a uno de los camiones que estaban comenzando a salir y se quedo dormido esperando a que llegaran a Francia. Las carreteras de un lugar a otro casi siempre le servían de descanso, pero esta vez, algo diferente entró a sus sueños… Aquel chico, el que había visto en la plaza hacia unos minutos…
Tom no dijo nada de su episodio con el toro; sin embargo, la destreza del pelinegro lo tenía impactado repitiendo en su mente la escena una y otra vez. De no ser por él, seguramente estaría en el hospital.
-¿Pasa algo?-Richard lo sacó de su mente dispersando el pensamiento de Bill con el toro
-¿Qué sabes sobre los de los toros?
La pregunta dejo al chico sorprendido, por lo que lo miro con confusión
-¿Te refieres a los toreros?
-¿Así se llaman?
- Mejor no te etas con ellos, créeme. Alexander tiene problemas con ellos cada función
-¿Por qué?- pregunto sin entender la razón.
-El y Bill siempre acaban peleando por cualquier cosa
-Entonces Bill es su líder
Al volver a escuchar su nombre Tom se centró aún más en lo que estaba escuchando; eso que decía no coincidía con el Bill que acababa de conocer hacía unos momentos.
-¿Tan mal esta todo?
-A mi no me consta, pero mejor no buscar problemas- dijo levantándose a relevar al conductor que paso atrás a dormir una siesta…aún no conocía a la mayoría, pero ahora casi todos leían o jugaban videojuegos. Eso no cambio hasta su llegada a Francia
Bill despertó al detenerse el transporte, había dormido realmente bien y ahora era hora de comenzar
-Ahí viene el bello durmiente
-Que lindo Rodrigo, gracias- dijo acercándose a donde todos esperaban sus ordenes- ¡Ya saben que hacer!
Gradas, barreras; vestuarios…todo quedaba listo en menos de 10 minutos; ahora lo complicado y más importante; los animales.
-¿Qué pasa Duende? ¿Aún estás cansado?
El toro parecía mirarlo apenado mientras lo conducía hacia su corral. Mejor llevarlo mientras aún estuviera adormilado y no se convirtiera en una verdadera máquina de pelea. Fue entonces cuando lo vio de nuevo…del otro lado, el nuevo patinador acomodaba algunas rampas en los lugares marcados y calculaba distancias para sus saltos. Entonces sintiendo la mirada, levanto la vista haciendo que sus ojos se encontraran. Bill se limitó a guiñar un ojo para seguir con su tarea haciendo sonrojar al otro.
Tom se despejo un poco para continuar con sus cálculos y memorizar las rampas y subidas para su rutina. Esa sería su primera función  y no podía evitar sentirse nervioso; sin embargo, no podía evitar pensar en lo que pasaba dentro de aquella plaza circular al otro extremo del lugar.
Sus intentos de resistirse se fueron esfumando con el pasar de las horas, y más cuando las luces y sonidos promocionales arrancaron atrayendo a la gente justo a ese lugar… y para terminar de poner la tentación frente a  el, era justo antes de que comenzara su actuación…
Tal vez, todos estarían ocupados como para notar su ausencia.
Corrió hacia el lugar entrando con su pase ubicándose detrás de una de las gradas. El estadio ya estaba completamente lleno y la función no tardaría en comenzar…pronto, los caballos y pequeños animales salieron a la pista, comenzando a moverse ante el aclamo de la gente, hasta que salieron…
Miro el reloj, ya no tenía mucho tiempo y ni pista de Bill por ningún lado.
-¿Por qué miras desde abajo?
La voz familiar en seguida lo hizo ponerse nervioso mirando hacia donde provenía. Ahí estaba Bill, con su uniforme dorado con negro aguardando a salir…
-Bueno…yo…
-Admito que hay mejor vista desde aquí, bien pensado- contestó saliendo al ruedo a pie mientras soltaban al animal…
El pelinegro se sorprendió al ver que esta vez “Azulejo” sustituía a duende en la corrida, seguro gracias a una broma de Rodrigo. Ahora sería más difícil acorralarlo.
Comenzó a maniobrar atrayéndolo con la capota, mientras la multitud en las gradas elogiaban cada uno de sus movimientos…debajo, Tom miraba completamente perdido sus agiles y estéticos pasos, mientras el mundo se le perdía detrás. Se veía hermoso…
Cada que el animal intentaba acorralarlo, el cambiaba su jugada, una y otra vez, hasta que lo hizo entrar a su corral de vuelta; recibiendo el aplauso de cada persona presente y algunas flores que cayeron al piso frente a el.
Entonces sonó la alarma de su celular… ¡su función!
Bill levantó una rosa roja de la arena y volvió por la misma entrada; había sido una actuación fabulosa…y pondría a Rodrigo a limpiar el excremento de los animales por sus bromas…miró hacia las gradas casi vacias, pero el chico de rastas ya se había ido…claro, la función de skate ya estaba siendo anunciada.
Puso la flor en su saco y fue a cambiarse. Tiempo era lo que ya no tenía.
-Tu turno- escuchó Tom a Alexander indicándole que saliera…la música comenzaba a sonar y ese era su momento…los demás ya estaban fuera haciendo algunas piruetas sobre los autos, pero esa no era su especialidad- Haz lo ismo por lo que te escogí
Salió lo más rápido que pudo hacia las enormes lampas de cerca de 3 metros de altura y tomando impulso, comenzó a dominar el aire.
Vueltas, saltos y piruetas… eso es lo que Bill veía desde lejos exactamente igual que como el patinador lo había hecho hacía unos minutos…
En verdad era bueno; y aún cuando el no sabía nada de patinetas podía confirmarlo.
Todos lo miraban como el, hasta que termino la música y parando de golpe, aterrizó sobre un auto ; para después volver a patinar dentro de la carpa… ya había terminado su turno.
-Bien hecho- dijo Alexander tomando su patineta y saliendo a hacer su rutina; eso era genial. Lo había impresionado como el dijo y por ahora eso era suficiente.
- Eso no fue solo bien…
Bill, el chico de los toros se acercaba sonriendo justo frente a él, dejándolo esta vez más que en shock
-¿Estabas viéndome?- preguntó sonriendo sin saber que decir
-No había forma de quitarte los ojos de encima; fue genial- dijo ofreciéndole una rosa roja que el rubio tomo intentando no sonrojarse… ¿¡había ido a verlo?!
-Mira quien lo dice…no creí verte por aquí
- Me dio curiosidad ver que hacías. Y por cierto, muy buena la idea de las gradas…-dijo mientras Alexander entraba dando por terminada la función…seguro ahora comenzarían los problemas…

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