La publicación de los primeros lugares en general no tardó en llegar
teniendo diferentes reacciones en los participantes, en especial; un
torero pelinegro de nacionalidad alemana que no pudo evitar deprimirse
al ve su nombre en la lista
“1. Ganadería Montemayor- Esmeralda Montemayor”
“2. Du Lyon Festival- Bill Trümper”
Si bien sabía que la chica era bastante buena, se sentía derrotado; y
más que eso, como si decepcionara a aquel hombre que le había enseñado
absolutamente todo lo que sabía.
-Perdóname papá…-susurró intentando conciliar el sueño en el camión
de pasajeros al igual que el hermoso patinador de cabellos dorados que
yacía sobre su pecho, completamente dormido.
Mientras tanto, Georg sonreía plácidamente al verse en el primer
lugar de la lista, y aún más al ver el nombre de Schäfer, o al menos su
apellido debajo en un segundo lugar, y eso era lo que planeaba mantener
en esa lista hasta el último momento.
-Que hermoso- se dijo a sí mismo sin poder aguardar un solo segundo
más para llegar y lanzarse sobre la pista a vencer de nuevo a su rival;
sin embargo, el tan temido Jet Lag ya comenzaba a hacer su efecto tan
abusivo en el , por lo que no tardó en quedarse dormido ; encontrando
muy para su sorpresa, muy dentro de sus apacibles sueños, a la última
persona que debía estar ahí…un chico rubio poco más bajo que él, al
cual, acababa de conocer hacía tan solo unas horas.
“Se dice que cuando no puedes dormir, es porque estás despierto en el
sueño de otra persona”- leyó Gustav algunas filas más adelante en
internet resistiéndose a creerlo y a la vez; deseando que quién fuera
que lo estuviera reteniendo; (en caso de ser cierto) lo dejara dormir de
una buena vez…se sentía demasiado mal como para seguir despierto
No le gustaban los viajes largos; ni la horrible sensación de calor
seco de los desiertos mexicanos, y el ir a perder, para nada lo valía.
Lo que menos quería era escuchar al tal Listing burlarse de él; lo cual
muy seguramente era lo que estaba haciendo…Se encontraba en una tierra
desconocida y atemorizante, con grandes caminos desiertos, pedregosos y
oscuros de carretera; y a decir verdad, ya ni siquiera estaba seguro de
querer continuar con esa competencia…mucho menos de soportar la derrota.
De cualquier forma, no es como que hubiera alguien en casa esperando
por el o pendiente de cómo estaba…ni siquiera sentía que tuviera una. No
tenía a donde ir, por pura casualidad había juntado de nuevo el dinero
que le quedaba para entrar de nuevo a la competencia, y de que ganara
dependía lo que haría después.
Estaba completamente solo y en ocasiones, el intentar sobrellevarlo no era nada sencillo. A nadie le importaba…
Sin embargo, no sería alguien falso solo por ello.
Enormes impulsos de comenzar a llorar lo invadieron mientras miraba
la oscuridad de la noche por la fría ventana, sintiendo un agujero en el
pecho; sintiéndose vacío, tal como el panorama. Oscuro y sin
vida…apagado, muerto…
-¿Qué voy a hacer?- susurró con voz entrecortada; comenzando a entrar en la desesperación que venía evadiendo desde hacía días.
-¿Estás bien?- preguntó una voz suave un tanto familiar para él.
-¿Georg?- dijo limpiándose las lágrimas tan rápido como pudo y poniéndose su máscara de normalidad-¿Qué haces aquí?
-Venir a verte; claro… ¿estás bien?
-Nada…no es nada- dijo desviando la mirada; claro que le ocurría algo, pero no se sentía capaz de decirlo sin soltarse a llorar
-Si no lo fuera, no te escucharía sollozar- respondió el castaño
sentándose en el asiento vacío a su lado… por alguna razón, no soportaba
verlo así, aún cuando prácticamente no lo conociera-¿Qué pasa?
-En verdad; no es nada- insistió Gustav sintiéndose aún peor al negarlo-No pasa nada
-Si hay algo que pueda hacer…solo dímelo- susurró el chico de ojos
esmeralda mirándolo profundamente. No podía obligarlo a contárselo si no
quería. Se levanto dispuesto a volver a su lugar invadido por la
preocupación latente hasta que escucho esas palabras deteniendo su
camino.
-No te vayas- pidió el rubio sosteniéndolo del brazo. No quería estar solo de nuevo.
-Está bien… no lo haré- respondió Georg volviendo a su lado mientras el otro se recargaba en su hombro- ¿Dónde está tu equipo?
-No tengo…estoy solo- susurró conteniendo el llanto sin entender como
de pronto aquel chico había llegado en el momento exacto en que más
necesitaba a alguien. Tal como si lo hubiera llamado de manera
inconsciente e involuntaria.
-Eso no está bien…
-No conozco nadie aquí y…
-Bueno, me conoces a mi- articuló Georg sonriendo e intentando inspirarle confianza- yo tampoco conozco a nadie
-Pero tienes un equipo…
-Mi niñera no cuenta- respondió haciendo una mueca para después sonreír nuevamente- bueno; ya conoces a alguien
-Tu también- sonrió el rubio más tranquilo sabiendo que en unas
cuantas horas más llegarían a Guadalajara, donde podría sacar de su
mente todo aquello que no fuera ganar…
-¿Falta mucho Bill?- preguntó Tom filas atrás recargado en el pecho
de su novio que acariciaba su cabello aún sin poder dormir-Bill…
-No sé; nunca había ido a Guadalajara…no por carretera-dijo desganado mirando al techo sin prestar mucha atención.
-¿Qué tienes?...Es ese segundo lugar ¿cierto? – adivino el rubio al instante mirándolo a los ojos
-No es eso solo…no creí que las Montemayor hubieran progresado tanto-
mintió el pelinegro sintiéndose mal. No quería explicarle toda la
historia en ese momento, y definitivamente no era el lugar para hacerlo
-No importa; sé que tú ganarás- respondió Tom rodeándolo con sus brazos de repente haciéndolo suspirar
-Son muy buenas; lo traen en la sangre…eso no es fácil de superar
-Pues pase lo que pase- dijo obligándole a mirarlo- tú siempre serás el mejor
-Te amo- susurró Bill besándolo lentamente. En verdad lo necesitaba
en esos momentos, aún cuando aún no conociera todo el asunto…
-Verás que todo estará bien…yo creo en ti…
-¿Y si no puedo?
-No pasa nada…para mí, sigues siendo el mejor torero del mundo; y un premio no lo va a cambiar
Varias horas después arribaron a la ciudad de Guadalajara, bastante
cansados y hartos de la carretera, ya que nunca habían pasado tanto
tiempo viajando. Para su fortuna, en aquellas competencias; los
directores no eran tan inconscientes como en su agitada vida en Europa,
lo cual les daba tiempo para relajarse (o en su caso, practicar) antes
de que otra cosa.
-Supongo que iras a ensayar- dijo Tom en cuanto arribaron a su recamara y dejaban todas sus cosas
-No sería mala idea- respondió el pelinegro recordando su anterior
derrota a manos de la menor de la dinastía Montemayor, y muy
probablemente, de eso dependería que no se repitiera
Bajó confiado las escaleras del ruedo para comenzar cuando al otro lado de este la vislumbro a lo lejos…
-Bill- lo llamó la muchacha a sus espaldas con un tono que no le gustaba para nada
-¿Pasa algo?
-Por favor, no aparentes que no lo sabes Bill…hubiera sido una imprudencia decírtelo delante de tu novio…tienes que regresar
-No lo haré Esme- dijo en definitiva sintiendo como la vieja herida que según él había sanado parecía volver a abrirse
-Bill…
-No puedo; y lo sabes
-¿No puedes? O ¿No quieres?- insistió ella acercándose un tanto frustrada
-¿Cuál es la diferencia? A Rubí no…
-¿Qué te importa lo que diga Rubí?
-¡Ella es la que manda ¿ok?! ¡No puedo hacer nada, y lo sabes de sobra!
-Te vas a rendir entonces-afirmo la chica molesta- lo vas a dejar ir todo
-¡No puedo dejar ir algo que nunca fue mío!
-¿¡Por qué no puedes darte cuenta Bill?! Papa…
-¡Olvídalo ya Esmeralda! ¡No lo haré!
-¡Es imposible razonar contigo!
-¡No lo hagas!- gritó el pelinegro mientras ella lo miraba con lagrimas en los ojos y montaba su caballo.
-Solo espero que no te arrepientas de esto
-También yo…- susurró el torero viéndola partir en el corcel negro,
sin poder evitar recordar aquellas noches en los amplios campos de la
hacienda, cuando cabalgaban recorriéndolos juntos hasta la salida del
sol.
Más no había otra cosa que hacer. Su decisión estaba tomada hace
mucho, y ni aunque quisiera podría cambiarla…tenía una nueva vida, y
todo era muy distinto ya.
-¿Qué tal el trabajo?- preguntó Tom en cuanto volvió de manera inesperada. No lo esperaba de menos 3 horas después.
-Todo saldrá bien- dijo evadiendo la pregunta sin estar seguro de ello- Vamos a caminar ¿si?
-Claro…vamos- contesto el rubio tomándolo de la mano al tiempo que
salían de la habitación y recorrían el área asignada a otras
competencias; completamente vacias…
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