-Mira nada más, ¿A quién tenemos por aquí?
Alexander entraba a la carpa después de terminar su espectáculo bastante exhausto. Lo que menos necesitaba ahora eran problemas con Bill, la única cosa que quería era recoger todo y dormir todo lo que pudiera hacia la siguiente ciudad… pero de ahí a dejarlo hacer lo que quisiera; Jamás.
-¿Qué hemos hecho para merecer tu presencia?
-No lo malinterpretes Alexander, vine a verlo a él, no a ti ni a nadie más- respondió el torero mirándolo a los ojos. La tensión comenzó a sentirse en el aire poniendo nervioso a Tom que se sentía culpable del problema
-¿Desde cuándo tienes interés por mis muchachos; matador?
Al escuchar la palabra, Bill intentó calmarse por todos los medios posibles para no comenzar una pelea delante de la única persona que le interesaba de ahí; por no mencionar su honor.
-No voy a darte explicaciones, así que bien puedes quedarte con la duda. Mejor prepara tu guardia, nos vamos en tres horas cuando termines de levantar todo esto. Siempre salimos tarde por tu culpa-anunció el pelinegro a la defensiva sin ceder ni siquiera un poco
-Bien entonces que Tom vaya contigo; ya que son tan amigos- contesto el patinador dándoles la espalda y retirándose a dar órdenes tratando de disimular su cansancio, por lo menos mientras el torero estaba ahí.
En realidad Alexander ya había pensado en pedirle a alguien más, uno de los novatos que hiciera la guardia; pero ya que Bill le dio la ocasión perfecta ¿Como desperdiciarlo?
-Lamento que vieras eso- se disculpo Bill en cuanto estuvieron solos; o al menos, sin que nadie les prestara atención- el y yo… no nos llevamos muy bien que digamos
-Algo había escuchado de eso- respondió el otro mientras salían de la carpa. La gente comenzaba a retirarse rápido lo cual era bastante bueno.
-¡¡Tom!!
A la puerta del lugar, Richard lo llamaba para que lo apoyara con una rampa bastante pesada.
-¡Espera!
-Ve, en el camino podremos hablar ¿de acuerdo?... viajaremos toda la noche hacia Lyon.
La siguiente ciudad era importante, se quedarían varios días y darían hasta el doble de funciones. Era el lugar donde aquella compañía había comenzado y no podía esperarse menos…además, podían obtener hasta el triple de dinero en una sola noche de lo que ganaban hasta en 2 días.
-Vendré por ti para la guardia…tengo que irme
El pelinegro salió de vuelta a su pequeño estadio dejándolo solo. Solo pensó que en verdad había tenido suerte en conocer a Bill y no solo por el problema con el Toro. Ahora no tenía ni idea de que era lo que le había dicho Alexander que hiciera; pero sería con Bill. Eso lo hacía despreocuparse y hasta cierto punto una vaga ilusión.
Paró ese pensamiento al instante sintiéndose extraño ¿Por qué se ilusionaba? ¡Apenas conocía al otro chico! Lo único que sabía era su nombre ¿Qué podía tener de especial?
Aún así, Bill había estado ahí para verlo
“Solo sintió curiosidad”- Se dijo a sí mismo intentando creérselo mientras corría a auxiliar a los demás sin poder convencerse de ello por completo.
Bill dirigió a “Azulejo” uno de los toros más bravos al camión, burlándose por la broma de Rodrigo. Le iba a costar…
-¿Qué hacías allá Bill?-escucho a Gael detrás mientras aseguraba al animal
-¿Por qué la pregunta?
-Tú menos que nadie se acerca a esa carpa…o al menos, no antes de que llegara ese chico
Las palabras del novillero lo dejaron en blanco aún cuando ya se había dado cuenta
-¿Te gusta cierto?
El pensamiento que ya vagaba por su mente aterrizó de golpe en cuanto el otro lo menciono. ¿Era cierto?
-No lo sé- respondió mirándolo al acabar con el toro. No podía negar que un sentimiento extraño lo invadió al verlo por primera vez… sus ojos dorados, su cabello largo…
- Nunca te había visto así- contesto el otro alejándose- ponte bravo para lo que en verdad importa. No tienes las oportunidades al frente toda la vida.
Sus palabras tenían un doble sentido que lo hicieron sonreír al instante
-¿Puedes acabar con los animales?
-¿Para qué supones que estoy aquí? No es para darte consejos de amor. Ya vete- concluyó tomando a “Miraluna”, uno de los animales más pequeños para continuar con la tarea…
Bill se dirigió a su camper a retocar su maquillaje sin prestar mucha atención... tal vez Gael tenía razón…
-Tom…-susurró su nombre recostándose en la cama a pensar. La imagen del patinador de largas rastas rubias no salía de su mente un solo segundo; aún cuando fue bastante el tiempo que intentó descifrar el por qué. Hacía años que no vivía algo parecido, pero esta vez; era distinto.
Pronto llego la hora en que debían irse. Afuera todo estaba listo y Tom ya debía estarlo esperando. Solo tomo su chamarra y salió intentando despejarse sin lograrlo…y efectivamente, el ya estaba ahí.
-Perdón por hacerte esperar
-No importa, es temprano- dijo el rubio sonriendo al verlo acercarse- ¿Qué teneos que hacer?
-Solo vigilar los camiones desde atrás…en ese auto- explico mostrándole un carro negro que parecía ya algo gastado; seguramente por los continuos viajes en carretera- Permíteme
Bill abrió la puerta aguardando a que el otro entrara asegurándola bien. El patinador se sintió extraño al ver la atención sin decir palabra. El pelinegro tomó el lugar del conductor y arrancó haciéndolo ver que cada uno de los camiones ya iba de camino
-Ahora sí, puedes preguntarme lo que quieras…aunque no creas que no he notado que no has contestado mi pregunta…
-Tenía la esperanza de que se te olvidara. Digamos que también tenía “curiosidad”- dijo citando sus anteriores palabras escondiendo la verdadera razón haciendo sonreír al otro- claro que no se suponía que te dieras cuenta.
-Me dejaste intrigado; pero como te dije eres excelente con la patineta. ¿No temes lastimarte?
-Para eso es el equipo de seguridad. Si no es seguro, no lo hago….pero ¿Enfrentas Toros bravos y me preguntas eso?
La confusión lo invadía al pensar la situación. La patineta era un juego de niños comparado con las corridas de toros.
-Esa es la diferencia. Tú mides tu seguridad, y yo el riesgo que debo enfrentar… la precaución no es una de mis virtudes…
-¿Nunca te han lastimado?
-Hasta ahora no. No solo depende de uno, si no del animal…cada uno es diferente
La lluvia comenzó a caer haciendo bajar la temperatura rápidamente, sin que alguno de los dos lo notara. Bill escuchaba con atención la historia de la llegada de Tom a ese lugar y el cómo aprendió a hacer tantas maravillas con la tabla… de no ser porque debía ver el camino, lo hubiera visto a él todo el tiempo.
-¿Y qué me dices de ti? Me queda claro que no vienes de Alemania.
-No del todo…nací en Alemania, pero crecí en México
-¿En México?
La sorpresa invadió a Tom al escuchar el origen del pelinegro. Había una enorme distancia entre los dos países, de millones de kilómetros.
-Con razón. Lo aprendiste allá…
-¿A correr toros?- pregunto sonriendo- así es. Aquí en Europa no es común pero allá no es tan extraño…
-Lo haces desde niño ¿cierto?
-Comencé como novillero a los ocho años y…
-¿Novillero?
-El novillero es un aprendiz. Solo corre vacas y algunos becerros…de ahí van subiendo con el tiempo
-Por eso eres tan bueno…
-No tanto como yo quisiera…
Bill respondió todas sus preguntas casi durante tres horas, que iban surgiendo mientras entraban más en el tema. .. Ya era realmente tarde; pero nunca había disfrutado una guardia como aquella. Pronto el rubio comenzó a bostezar exhausto. Aún no estaba acostumbrado a las desveladas y al ritmo, lo cual le estaba cobrando ahora la factura…
-Duerme… aún falta para llegar a Lyon
- No, eso no es justo…
-Está bien, estas cansado. Te despertaré cuando lleguemos…
Aún cuando intentó resistirse se quedo dormido en minutos; temblando entre sueños debido al frío. Bill detuvo el auto, y quitándose la chamarra lo cubrió con ella para que pudiera descansar…
Lo observo durante casi una hora sin importarle seguir el camino…Tom dormía apaciblemente haciendo que no pudiera dejar de mirarlo y desear tenerlo entre sus brazos. Gael estaba en lo cierto…
Acarició su cabello sin despertarlo y se obligo a seguir con el viaje acelerando cuanto podía. No necesito más que ese momento para obtener la respuesta que había meditado toda la tarde…
Al arribar a Lyon estacionó el auto cerca de su equipo, que ya comenzaban a armar todo…Tomo al patinador completamente dormido entre sus brazos y lo llevo a su camper recostándolo en su cama. Se veía hermoso durmiendo…
Salió de nuevo mientras todos lo veían extrañados y continuaban su trabajo segundos después menos uno: Gael
-¿Vas en serio con el verdad?
-Las oportunidades no estarán frente a ti todo el tiempo…- contesto el pelinegro sonriendo alejándose hacía el camión de los animales; mientras dentro del camper, Tom dormía sin sentir el frío que azotaba afuera producto del viento, esperando a llegar a Lyon…
Alexander entraba a la carpa después de terminar su espectáculo bastante exhausto. Lo que menos necesitaba ahora eran problemas con Bill, la única cosa que quería era recoger todo y dormir todo lo que pudiera hacia la siguiente ciudad… pero de ahí a dejarlo hacer lo que quisiera; Jamás.
-¿Qué hemos hecho para merecer tu presencia?
-No lo malinterpretes Alexander, vine a verlo a él, no a ti ni a nadie más- respondió el torero mirándolo a los ojos. La tensión comenzó a sentirse en el aire poniendo nervioso a Tom que se sentía culpable del problema
-¿Desde cuándo tienes interés por mis muchachos; matador?
Al escuchar la palabra, Bill intentó calmarse por todos los medios posibles para no comenzar una pelea delante de la única persona que le interesaba de ahí; por no mencionar su honor.
-No voy a darte explicaciones, así que bien puedes quedarte con la duda. Mejor prepara tu guardia, nos vamos en tres horas cuando termines de levantar todo esto. Siempre salimos tarde por tu culpa-anunció el pelinegro a la defensiva sin ceder ni siquiera un poco
-Bien entonces que Tom vaya contigo; ya que son tan amigos- contesto el patinador dándoles la espalda y retirándose a dar órdenes tratando de disimular su cansancio, por lo menos mientras el torero estaba ahí.
En realidad Alexander ya había pensado en pedirle a alguien más, uno de los novatos que hiciera la guardia; pero ya que Bill le dio la ocasión perfecta ¿Como desperdiciarlo?
-Lamento que vieras eso- se disculpo Bill en cuanto estuvieron solos; o al menos, sin que nadie les prestara atención- el y yo… no nos llevamos muy bien que digamos
-Algo había escuchado de eso- respondió el otro mientras salían de la carpa. La gente comenzaba a retirarse rápido lo cual era bastante bueno.
-¡¡Tom!!
A la puerta del lugar, Richard lo llamaba para que lo apoyara con una rampa bastante pesada.
-¡Espera!
-Ve, en el camino podremos hablar ¿de acuerdo?... viajaremos toda la noche hacia Lyon.
La siguiente ciudad era importante, se quedarían varios días y darían hasta el doble de funciones. Era el lugar donde aquella compañía había comenzado y no podía esperarse menos…además, podían obtener hasta el triple de dinero en una sola noche de lo que ganaban hasta en 2 días.
-Vendré por ti para la guardia…tengo que irme
El pelinegro salió de vuelta a su pequeño estadio dejándolo solo. Solo pensó que en verdad había tenido suerte en conocer a Bill y no solo por el problema con el Toro. Ahora no tenía ni idea de que era lo que le había dicho Alexander que hiciera; pero sería con Bill. Eso lo hacía despreocuparse y hasta cierto punto una vaga ilusión.
Paró ese pensamiento al instante sintiéndose extraño ¿Por qué se ilusionaba? ¡Apenas conocía al otro chico! Lo único que sabía era su nombre ¿Qué podía tener de especial?
Aún así, Bill había estado ahí para verlo
“Solo sintió curiosidad”- Se dijo a sí mismo intentando creérselo mientras corría a auxiliar a los demás sin poder convencerse de ello por completo.
Bill dirigió a “Azulejo” uno de los toros más bravos al camión, burlándose por la broma de Rodrigo. Le iba a costar…
-¿Qué hacías allá Bill?-escucho a Gael detrás mientras aseguraba al animal
-¿Por qué la pregunta?
-Tú menos que nadie se acerca a esa carpa…o al menos, no antes de que llegara ese chico
Las palabras del novillero lo dejaron en blanco aún cuando ya se había dado cuenta
-¿Te gusta cierto?
El pensamiento que ya vagaba por su mente aterrizó de golpe en cuanto el otro lo menciono. ¿Era cierto?
-No lo sé- respondió mirándolo al acabar con el toro. No podía negar que un sentimiento extraño lo invadió al verlo por primera vez… sus ojos dorados, su cabello largo…
- Nunca te había visto así- contesto el otro alejándose- ponte bravo para lo que en verdad importa. No tienes las oportunidades al frente toda la vida.
Sus palabras tenían un doble sentido que lo hicieron sonreír al instante
-¿Puedes acabar con los animales?
-¿Para qué supones que estoy aquí? No es para darte consejos de amor. Ya vete- concluyó tomando a “Miraluna”, uno de los animales más pequeños para continuar con la tarea…
Bill se dirigió a su camper a retocar su maquillaje sin prestar mucha atención... tal vez Gael tenía razón…
-Tom…-susurró su nombre recostándose en la cama a pensar. La imagen del patinador de largas rastas rubias no salía de su mente un solo segundo; aún cuando fue bastante el tiempo que intentó descifrar el por qué. Hacía años que no vivía algo parecido, pero esta vez; era distinto.
Pronto llego la hora en que debían irse. Afuera todo estaba listo y Tom ya debía estarlo esperando. Solo tomo su chamarra y salió intentando despejarse sin lograrlo…y efectivamente, el ya estaba ahí.
-Perdón por hacerte esperar
-No importa, es temprano- dijo el rubio sonriendo al verlo acercarse- ¿Qué teneos que hacer?
-Solo vigilar los camiones desde atrás…en ese auto- explico mostrándole un carro negro que parecía ya algo gastado; seguramente por los continuos viajes en carretera- Permíteme
Bill abrió la puerta aguardando a que el otro entrara asegurándola bien. El patinador se sintió extraño al ver la atención sin decir palabra. El pelinegro tomó el lugar del conductor y arrancó haciéndolo ver que cada uno de los camiones ya iba de camino
-Ahora sí, puedes preguntarme lo que quieras…aunque no creas que no he notado que no has contestado mi pregunta…
-Tenía la esperanza de que se te olvidara. Digamos que también tenía “curiosidad”- dijo citando sus anteriores palabras escondiendo la verdadera razón haciendo sonreír al otro- claro que no se suponía que te dieras cuenta.
-Me dejaste intrigado; pero como te dije eres excelente con la patineta. ¿No temes lastimarte?
-Para eso es el equipo de seguridad. Si no es seguro, no lo hago….pero ¿Enfrentas Toros bravos y me preguntas eso?
La confusión lo invadía al pensar la situación. La patineta era un juego de niños comparado con las corridas de toros.
-Esa es la diferencia. Tú mides tu seguridad, y yo el riesgo que debo enfrentar… la precaución no es una de mis virtudes…
-¿Nunca te han lastimado?
-Hasta ahora no. No solo depende de uno, si no del animal…cada uno es diferente
La lluvia comenzó a caer haciendo bajar la temperatura rápidamente, sin que alguno de los dos lo notara. Bill escuchaba con atención la historia de la llegada de Tom a ese lugar y el cómo aprendió a hacer tantas maravillas con la tabla… de no ser porque debía ver el camino, lo hubiera visto a él todo el tiempo.
-¿Y qué me dices de ti? Me queda claro que no vienes de Alemania.
-No del todo…nací en Alemania, pero crecí en México
-¿En México?
La sorpresa invadió a Tom al escuchar el origen del pelinegro. Había una enorme distancia entre los dos países, de millones de kilómetros.
-Con razón. Lo aprendiste allá…
-¿A correr toros?- pregunto sonriendo- así es. Aquí en Europa no es común pero allá no es tan extraño…
-Lo haces desde niño ¿cierto?
-Comencé como novillero a los ocho años y…
-¿Novillero?
-El novillero es un aprendiz. Solo corre vacas y algunos becerros…de ahí van subiendo con el tiempo
-Por eso eres tan bueno…
-No tanto como yo quisiera…
Bill respondió todas sus preguntas casi durante tres horas, que iban surgiendo mientras entraban más en el tema. .. Ya era realmente tarde; pero nunca había disfrutado una guardia como aquella. Pronto el rubio comenzó a bostezar exhausto. Aún no estaba acostumbrado a las desveladas y al ritmo, lo cual le estaba cobrando ahora la factura…
-Duerme… aún falta para llegar a Lyon
- No, eso no es justo…
-Está bien, estas cansado. Te despertaré cuando lleguemos…
Aún cuando intentó resistirse se quedo dormido en minutos; temblando entre sueños debido al frío. Bill detuvo el auto, y quitándose la chamarra lo cubrió con ella para que pudiera descansar…
Lo observo durante casi una hora sin importarle seguir el camino…Tom dormía apaciblemente haciendo que no pudiera dejar de mirarlo y desear tenerlo entre sus brazos. Gael estaba en lo cierto…
Acarició su cabello sin despertarlo y se obligo a seguir con el viaje acelerando cuanto podía. No necesito más que ese momento para obtener la respuesta que había meditado toda la tarde…
Al arribar a Lyon estacionó el auto cerca de su equipo, que ya comenzaban a armar todo…Tomo al patinador completamente dormido entre sus brazos y lo llevo a su camper recostándolo en su cama. Se veía hermoso durmiendo…
Salió de nuevo mientras todos lo veían extrañados y continuaban su trabajo segundos después menos uno: Gael
-¿Vas en serio con el verdad?
-Las oportunidades no estarán frente a ti todo el tiempo…- contesto el pelinegro sonriendo alejándose hacía el camión de los animales; mientras dentro del camper, Tom dormía sin sentir el frío que azotaba afuera producto del viento, esperando a llegar a Lyon…
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