jueves, 8 de noviembre de 2012

Torero-Capítulo 8-Barcelona,España


Bill no pudo evitar el querer pegarse un tiro después de volver a Milán y aún después de una semana, no haber dicho nada al patinador; quién a su juicio, no tardaría en buscar algún traductor en internet cuando se hartara de su silencio…lo cual no podía estar muy lejos. Se odiaría menos si no hubiera tenido la oportunidad, pero ¡no!, las había tenido hasta de sobre, que las desperdiciara era una cosa muy diferente.
Y así llegó justo a ese punto, en el que todo se le venía encima.
-Y ahora tu ¿Qué traes?- la voz de Gael lo devolvió a la realidad; donde paradójicamente, hasta Duende lo miraba extrañado sin entender su distracción total- Oye no es por acá pero… aquel sí que te trae loco.
-Ya, perdón- se disculpo sacudiéndose un poco… ¿En verdad era tan evidente? Ya que el toro lo mirara con reproche era demasiado-¿En que estábamos?
-¡Solo pon Atención Bill!- reclamo el novillero llevándose al animal, antes de que la huída de su jefe al “Planeta Tom” ocasionara un accidente que terminara peor seguramente para el pelinegro.
Ya venía siendo hora, y lo sabía.
Tom continuaba con su práctica demostrando su singular destreza, que rápidamente se había ganado el respeto y su lugar estelar, colocándose entre los mejores aún cuando no llevaba más de dos semanas en el lugar. Entonces, llegó el mensaje que tanto esperaba.
“Ya estoy aquí, ¡corre! “
-Pueden irse- anunció Alexander dando todo por terminado apropiadamente a tiempo. Ni siquiera había acabado de decir la palabra cuando Tom ya corría al camper a aventar su patineta y equipo donde cayera y salir volando a donde el torero aguardaba su llegada. No tuvo idea de cómo llegó afuera, pero en 5 segundos, ya estaba a su lado.
-Eso fue express-dijo Bill sorprendido cuando Tom tocó su hombro por detrás de repente. Últimamente Alexander había retenido a Tom más de la cuenta poniéndolo a entrenar como si no se hubiera subido nunca a una patineta; acortando su tiempo con él al grado que ya creía que lo hacía a propósito…y por mucho que tuviera ganas de golpearlo, finalmente era su jefe y Tom pues…el solo hacía su trabajo. Así que ya que lo tenía ahí y para él solo, pensaba aprovecharlo al máximo.
-¿Express?
-Ya me empezaba a acomodar- respondió el torero algo cansado guiándolo a caminar hacia el auto de nuevo. No habían podido salir en toda la semana más que algunos minutos a las caballerizas o a platicar debajo de algunas de las rampas-¿Tienes que volver temprano?
-¿Quieres la verdad o te miento?- pregunto Tom haciéndolo reír... Si no dormía, lo tenía sin cuidado
-Las dos…
-Un secuestro no tiene horario
-¡BILL!- escuchó detrás la voz de Rodrigo, uno de los novilleros, haciéndolos voltear a ambos
-¿Qué pasa?- preguntó impaciente
-Todos te esperan en la arena ¿Dónde andas hombre?
-¿todos? Ay no…- dijo con ganas de que Duende lo corneara al ver su pésima suerte por no llamarle de otra forma. Claro, el que Tom tuviera tiempo era demasiado bueno para ser verdad- Tom…me vas a matar…
-¿Por qué lo haría?
-Tengo que ir a… perdóname, ¡se me olvido! Es mi culpa y…- se lamentó al ver la cara de desilusión del rubio que aún cuando trataba de disimularla, lo hacía sentir todavía peor. Ahora sí, dejaría que Duende lo mandara al hospital con gusto.
-No te preocupes, está bien- dijo sonriendo resignándose – ve, te están esperando
-Pero no es justo, en verdad lo siento, te lo voy a reponer, lo prometo…
-Emm… ¿Qué tienes que hacer?
-Enseñarle a esos burros a que un toro no los mate y…
-¿Puedo ir contigo?
Rodrigo desapareció antes de que otra cosa ocurriera mientras Bill se quedaba completamente impactado con la pregunta
-¿Lo dices en serio?
-Pues…si… ¿Puedo?
-Claro pero… ¿es en serio? Creí que los toros te daban miedo…
-Si pero…lo que quiero es estar contigo-Admitió casi dejándolo en coma.
-Ven conmigo- respondió Bill levándolo a la arena. El rubio se sentó detrás de los demás, que uno a uno pasaban con la ayuda del torero, que corregía y explicaba como un verdadero maestro… él solo miraba maravillado
Bill tenía una paciencia indescriptible para enseñarles a montar, o enfrentar un animal furioso y lastimado sin causarle más dolor. Nunca había visto nada parecido.
Finalmente todo acabó; y uno a uno, los fue mandando a descansar hasta quedar solamente ellos dos
-¿Sabías que eres sorprendente?-dijo Tom intentando no matarse al bajar de las gradas
-No tanto- respondió el torero ayudándolo aún con el instrumental en la mano- si no entendieron, juro que los mato
-No te creo capaz… bien podrías enseñar hasta a mi-dijo sin pensar dándole una idea
-Ven párate aquí-indicó acomodándolo al medio del ruedo-Agarra esto
-Espera… ¡No!- reclamó el rubio entendiendo sus intenciones al verse en el  “escenario”-¡Bill!
-¡No te distraigas!, ¡Siempre debes estar atento cuando estés en la zona de riesgo!
-¿Y que se supone que haga con el trapo?
-No es un trapo, se llama capota- dijo sonriendo al ver como Tom intentaba agarrarla sin ninguna clase de éxito- sirve para llamar la atención de animal…y no se agarra así- concluyo ayudándolo a acomodarla en una posición algo incomoda para el rubio, que se convenció que si para algo no servía, definitivamente era eso
-Pero Bill…
-Pon atención; o no notaras cuando el toro se acerque
-Si se me acerca, créeme que salgo corriendo al verlo- dijo el patinador sonriendo, sin ver a Bill por ningún lado; para de pronto sentir como lo tomaba por la cintura
-A veces, no lo ves hasta que lo tienes detrás- susurro a su oído, comenzando a ponerlo nervioso mientras un escalofrío lo recorría al sentir su cálido tacto
-Por lo visto, los toros no son los únicos- respondió mirándolo de reojo sintiendo como se sumergían en una atmosfera diferente, alumbrados a la luz de la luna, encerrándolos en una burbuja; solo para ellos dos.
-Recuerdas que…
-No sé hablar italiano. Sí, lo recuerdo…
-¿Quieres oírlo en alemán?
-¿Qué es Bill?
-Quiero decirte que te amo- soltó tomándolo de la barbilla para juntar sus labios con los suyos, dejándolo paralizado hasta que segundos después cerró los ojos y correspondió al pelinegro; que notándolo, continuó saboreando sus besos lentamente, y con un pequeño roce, pidió permiso de entrar en su boca, encontrándose al instante con la lengua del rubio , que lo seguía deliciosamente, encontrando la pieza metálica que el torero portaba, profundizando aún más el contacto; hasta que la necesidad de aire los forzó a separarse y mirarse a los ojos, solo para volver a besarse lentamente , en un juego que ninguno quería detener…
-Es lo que quería escucharte decir- susurró Tom mirando sus profundos y embelezantes ojos avellana, que lo enfocaban únicamente a el
-Solo dime… ¿Me dejarás repetírtelo?
-¿Lo dudas?- dijo atrapando rápidamente sus labios y susurrando entre besos- Yo te lo digo…Te amo
Los labios del rubio lo estaban volviendo loco; se habían convertido al instante en su dulce tentación personal que simplemente lo hacían delirar; junto con la emoción que sentía con su respuesta, mientras Tom no dejaba de besarlo y corresponder a cada nuevo contacto perdiendo rápidamente la noción del tiempo.
De nuevo, las 2;00 am. Claro que a ninguno le importaba; pero eso no evitaba que estuvieran agotados.
-Tienes práctica mañana- le recordó el pelinegro tomándolo de la mano, recibiendo una mirada de molestia por parte del oro, que no quería que el momento acabara- tranquilo, no voy a escapar a ningún lado…
-No te dejaré ir a ningún lado- respondió suspirando en su cuello resignándose. No iba a convencer a Bill de lo contrario
-Está bien, mientras vayas a dormir ya… vendré a verte en la mañana- anunció tomándolo de la cintura haciéndolo sonrojar aún más.
-¿Lo prometes?
-Lo juro- contestó besándolo para después llevarlo de vuelta a su camper para que pudiera descansar… habían tenido un día largo
El patinador volvió a la cama envuelto en aquel momento y aún si poder creerlo tocó sus labios…aún sentía a Bill en ellos, junto con todos sus besos…Ahora tenía a Bill a su lado y nada podía hacerlo dudar ya…absolutamente nada.
Aunque eso solo era el comienzo…

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