jueves, 8 de noviembre de 2012

Torero-Capítulo 11- Monterrey, Nuevo León,México pt.1


El aterrizaje transcurrió tranquilamente después de más de diez horas de viajes aéreo; pero al fin, habían llegado a las tan esperadas tierras mexicanas; donde después de un ligero viaje a carretera, fueron recibidos en un lujoso hotel únicamente reservado para los concursantes de todas las disciplinas; provenientes de todo el mundo.
-Esto es genial- dijo Bill al entrar a su habitación acompañado del rubio-vaya, una cama…
-También la extrañaba- respondió mientras se sentaban en ella probándola. Una cama de hotel (más uno como ese) era un verdadero lujo después de varios meses viviendo en un camper; y más en el caso de patinador, quién lo compartía con diez personas más-Tengo sueño
-Duérmete…fue un viaje muy largo
-Aún debo llevar esto a mi habitación
-Ya déjalo, lo haremos después-dijo mientras el otro se acomodaba a su lado y cerraba los ojos
Buena decisión el dormir a su regreso; ya que al salir a la ciudad; fue demasiado
-Vaya es…
-Es genial- concluyó Bill la frase dando algunas vueltas al zócalo de la ciudad. Hacía años que no volvía a ese lugar
-¿Aquí vivías?
-No; yo vivía en la ciudad de Pachuca; Hidalgo- respondió mirando al cielo estrellado. Era hermoso.
-¿Está muy lejos?
-Unas diez o doce horas de aquí
-¿¡Tanto?!
-Bueno, es un país grande…
-Alemania es una miniatura
-Y no has visto la Ciudad de México…
Entonces; escuchó una voz conocida y fina detrás de sí; aquella que lo envolvió de nerviosismo y cierto temor
-¿Bill? ¿Eres tú?
Ambos dieron la vuelta al escuchar la pregunta encontrando a una hermosa joven de ojos castaños; que el torero reconoció de inmediato
-… ¿Esmeralda?
Tom la miro abrumado por la belleza de la chica, una que en Europa nunca había visto. Cuerpo perfecto y sensual, cubierto con un típico vestido bordado a mano, contorneado por su largo cabello café castaño formado en largos rizos y combinado con una lumínica piel morena…era hermosa.
-Has vuelto….-susurró ella deseando abrazarlo después de tanto tiempo; que parecían siglos desde la partida del pelinegro. Su lindo acento de español mexicano dejaba a Tom confundido al no entender ni una sola palabra.
-No por mucho tiempo-respondió sonriendo un poco al ver su expresión de desilusión- pero algo hay de eso… ¿Qué haces aquí?
-Lo mismo que tú; creo…- contestó sintiendo la mirada extrañada del rubio que lo acompañaba; quién no lograba desentrañar el misterio de aquella joven con Bill
-Oh…Siento no haberlo aclarado antes. El es Tom; mi novio. No habla español, solo alemán y Algo de Inglés
-Mejor tarde que nunca…Hi Tom
-Hi- se limitó a decir con su escaso inglés esperando no recibir más preguntas; si bien el inglés era un idioma, el  “Tomglish” (como él y Bill llamaban a su intento fallido de hablarlo) no lo era, y dudaba mucho que ella hablara alemán
 -You have an especial boyfriend…love him-dijo ella las palabras que el patinador captó de inmediato poniéndose algo nervioso
-Umm….Danke schön- respondió tímidamente haciéndola reír; aún cuando la atmosfera de tensión entre ella y el torero se sentía latente en el aire
-¿Compites mañana no?
-Sí, igual que tú. Haz tu mejor esfuerzo
-También tu. No te la dejaré fácil
-¿Crees que yo a ti si? Adiós Tom- se despidió dando la vuelta sin dejarlos responder ni una palabra más perdiéndose entre la multitud regiomontana.
-¿Quién era?
-Solo…una amiga- respondió Bill mientras caminaban de vuelta al hotel-¿Por?
-Solo pregunto…
-Tranquilo; Esmeralda no muerde. Es muy linda de hecho…
“Ya lo noté”- pensó Tom recordándola. Tal vez no mordía, pero el que Bill la creyera “linda” no era mucho de su agrado, aunque ni él podía negar que fuera cierto.
Bill sacó un libreto blanco del cajón en cuanto regresaron a la habitación. Efectivamente, su presentación era al día siguiente, y la menor de las Montemayor no mentía.
-Si es mañana- susurró lanzándolo a la cama comenzando a estresarse.
-¿Tienes que ensayar?
-Tenía que- dijo sonriendo y restándole importancia – no pienso hacerlo ahora
-Que confiado…
-Solo es una presentación; espero salga bien…no es para tanto
-Creí que esto era lo más importante para ti- respondió Tom confundido ante la repentina despreocupación del torero, que siempre daba lo mejor en lo que se refería a su trabajo
-Lo era…hay algo más importante- susurró tomándolo de la cintura delicadamente abrazándolo por detrás haciendo que una chispa de energía lo recorriera ante su tacto al instante que se acercaba un poco más
-¿En serio lo soy?- preguntó el rubio acercándose hasta sentir la respiración de Bill en su rostro
-¿Lo dudas?
-No me dejas hacerlo
-Esa es la idea
-Sigue así- dijo juntado sus labios en un beso que fue dejando atrás rápidamente los dulces besos del torero transformándolos en una guerra, la cual ninguno quería perder.
El pelinegro introdujo su lengua en su boca haciéndolo gemir internamente subiendo la intensidad, mientras él profundizaba el contacto recorriendo su espalda y sus caderas; tocando sobre la ropa aquél lugar donde se encontraba aquella estrella que tanto le encantaba
De repente Bill abandonó sus labios pasando a su cuello; dejando un rastro de besos húmedos bajando hacia donde su enorme playera comenzaba a estorbarle para continuar disfrutando de la hermosa piel del patinador que parecía gritarle de manera desesperada; al tiempo que sentía como “esa” parte de su cuerpo comenzaba a despertar al igual que en el rubio, que comenzó a asustarse al sentirse sensible y ver que el ritmo aumentaba cada segundo, al igual que el bulto en sus pantalones que comenzaba a notarse
-Bill…-dijo casi sin poder hablar con la respiración agitada-Bill detente
Al escuchar sus palabras cargadas de angustia el torero se detuvo de golpe sin importarle nada más; encontrándose con un traicionero temor en los ojos del otro, quien lo miraba asustado desviando la mirada de inmediato, completamente avergonzado
-Tom…
-Yo… ¡No puedo!- susurró lanzándose  a sus brazos al tiempo que las lagrimas comenzaba a caer por su rostro esperando la reacción del pelinegro que hasta ahora; había parecido salir de un sueño.
-No llores…no pasa nada- dijo Bill limpiándolas suavemente
-Pero…
-Tranquilo…vamos; es hora de dormir-susurró cargándolo y llevándolo a la cama; únicamente para tomar lugar a su lado
-Perdóname…es mi culpa…
-No, no digas eso- respondió enseguida mientras lo tomaba suavemente de la barbilla mirándolo a los ojos-Jamás te obligare a algo que tu no quieras… si algo no está bien; solo dímelo
-Tengo miedo…
-Todo a su tiempo Tom…- concluyó abrazándolo dulcemente al besar su frente-Todo está bien
El patinador se refugió en su pecho quedándose dormido después de algunos minutos después de tranquilizarse…
-Todo a su tiempo- repitió Bill para sí mismo mientras  se adentraban en las cobijas. Las pesadillas de Tom no habían vuelto desde que el pelinegro no se separaba de su lado en las noches; dejándolo dormir apaciblemente.
Mientras tanto en Europa; Alexander o mejor dicho “Andrew” o Andy, su verdadero nombre se escondía por las calles de Leipzig; buscando al sujeto que según sus planes, debía estar ahí.
Si todo salía bien; al mandar a todos a casa, el tal Gabriel debería estar ahí, buscando a Tom; completamente inconsciente de que él estaba muy lejos en tierras aztecas; fuera de su alcance. Exactamente igual que Bill…
-Andy ¡Aquí no hay nadie!; ¡Vámonos ya!
-¡Espera! No debe tardar
-¡Es casi media noche! Vámonos-insistió Ashley esperando que cambiara de opinión y pudieran irse de una buena vez. Dentro de poco comenzaría a nevar; sin contar que ya estaba haciendo un frio del demonio.
-Que quejoso eres, vámonos- al fin accedió Andy levantándose cuando un auto se estacionó frente a la casa que vigilaban y una mujer bajaba de él entrando a la casa a toda prisa
-Debe ser su hermana…
-No pensarás ir a interrogarla… ¿o sí?
-No; ni siquiera se hablan. No creo que le importe mucho; si no es que nada- respondió el pelinegro dando la vuelta para volver a su hotel. Hubiera sido mucha suerte encontrar al fugitivo en su primer día, pero no se iba rendir. Se las iba a pagar absolutamente todas las que le debía.-Muévete, o nos verá.
-si tanto te importa… ¿No deberías estar allá cuidándolo?
-No digas tonterías, sería ocuparlo de señuelo…y Bill está con él- concluyo negándose a revelar más de lo que le dolía casi huyendo a su habitación.
-Llámame si necesitas algo…
-Buenas noches- se despidió cerrando la puerta y contemplando la foto que llevaba siempre consigo-Todo esto acabará…te lo prometo- susurró mirando al chico de ojos azules de la imagen mientras apagaba la luz.
A kilómetros de distancia; pasaba lo mismo con la joven mexicana, que llegaba a casa montada a caballo; donde ya la esperaban.
-¿se puede saber dónde estabas?
-Eso no te interesa Rubí. Ve a checar tus cosas.
-Cállate. No permitiré esas insolencias que…
-No estoy pidiéndote permiso- dijo amarrando al animal para entrar a la casa- ¿Dónde está Ágata?
-¿Para que la quieres?
-Olvídalo, Buenas noches- concluyo dejándola hablando sola, para ir en busca de la otra
-¡Esmeralda! ¡Esmeralda! ¡Emperatriz!
-¡No te atrevas a llamarme así¡
-¡Obedece!
-A ti; nunca. Él está aquí- le dijo entrando al fin. Tenía algo muy importante que decirle a su hermana; antes de que Rubí pudiera arruinarlo.
-Eso…no es posible-susurró la mujer en el patio sintiendo como una ola de rabia la recorría. No podía haber vuelto.

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