jueves, 8 de noviembre de 2012

Torero-Capítulo 6- Genova, Italia pt.1

Por primera vez desde su llegada, Tom pudo levantarse con calma y recoger todo sin ninguna prisa o gritos por ayuda; ya que no habría funciones ese día. Llegarían a Italia al atardecer, y no armarían nada hasta la mañana de los siguientes 2 días.
Solo esperaba que Bill pudiera llevarlo a donde quería, antes de que Gabriel lo arruinara todo.
-Tom- escuchó de parte de uno de sus compañeros (uno de los pocos que le dirigía la palabra)  que se encontraba en la puerta, llamando su atención- te buscan.
Se levanto a toda prisa imaginando quien era, para encontrar al pelinegro que se encontraba sobre su caballo…”Espíritu”; recordaba bien el nombre. Bill se veía mucho más alto ahí arriba.
-Dijiste que vendrías hasta en la noche-dijo extrañado de verlo tan temprano
-Bueno, si quieres me voy y….
-¡No!- se apresuro a detenerlo antes de que se moviera un solo centímetro provocando una sonrisa instantánea en el torero-no me dirás que venías a eso
-No, de hecho no… quería ver como estabas ¿Más tranquilo?-pregunto Bill con un leve tono de preocupación en su voz.
-Bastante, Gracias- respondió sonriendo mirándolo a los ojos. Ni siquiera recordaba ya lo que ocurrió, menos teniendo a Bill enfrente; y por mucho que quisiera censurar la idea, era imposible.
- Me alegra… también quería decirte que duermas un poco. No vamos a regresar rápido- anunció el jinete desviando la mirada. Si Tom lo seguía viendo de esa forma se le olvidaría el que decir por completo.
-¿A dónde vamos?-insistió el patinador riendo; no sabía ni para que preguntaba si ya conocía la respuesta
-Es un secreto- confirmo Bill escuchando su risa… - solo confía en mí y prepara tu ropa… vamos a quedarnos allá
-Sabes que lo hago. Pero creo que no me lo vas a decir ¿Cierto?
-No- respondió el torero – ten paciencia…- concluyó riendo ante su frustración- Nos vemos en Milán…
-Claro; te espero…
El caballo corrió alejándose junto con él, dejando a Tom con más curiosidad todavía y ahora también nervios; ¿quedarse allá?  . Obviamente el elegante jinete tenía todo perfectamente calculado y planeado, y ni acorralándolo lograría sacarle alguna pista; o al menos, no a su parecer.
-¿Falta mucho para irnos?- preguntó a Richard volviendo a entrar al camper
-¿Por qué tan ansioso?
-Yo… Solo pregunto- contestó Tom evitando sonrojarse; agradeciendo que Bill no estuviera ahí.
-No mucho…
-Gracias- dijo sonriendo más de lo usual recostándose en su cama mirando al techo; poniéndose los audífonos y perdiéndose en sus pensamientos.
“¿Volverías a intentarlo con un hombre?”
La pregunta de Bill acosaba su mente abstrayéndolo del mundo incesantemente, tanto que ni siquiera noto cuando comenzaron el viaje.
Volver a intentarlo… solo una persona venía a su mente cuando divisaba la posibilidad, haciendo colorar sus mejillas y querer negar el pensamiento a la vez capturándolo en su mente… ya no estaba seguro de nada.
El semáforo de su pensamiento ni siquiera vagaba entre el rojo y el verde; ya ni que decir del amarillo, simple y sencillamente tenía un bonito y resplandeciente letrero que decía “En reparación, disculpe las molestias”; dejándolo inhabilitado… sin mencionar la imagen de cierto pelinegro que para su desgracia, más que ayudar; lo confundía aún más. Él era el principal motivo de su estrés mental.
Sabía que era distinto, que todo cambiaba, pero ya se lo había prometido. Y le estaba ocurriendo justamente lo que no quería;
-Dios… ¿qué voy a hacer?- susurro para sí mismo antes de quedarse dormido arrullado por el leve vaivén de la carretera, sin encontrar una sola respuesta. Ya no quería pensar.
Sin duda la calma rondaba en el aire; no solo eso, lo invadía; por lo que su llegada fue bastante tranquila, pero era de esperarse. Dos días de descanso no los tenían tan seguido… el patinador escogió bien su ropa con tiempo de sobra, probando mil combinaciones con tal de verse presentable; se sentía extraño haciéndolo, ya que hasta ahora no le importaba…
Bill hacía lo mismo con su maquillaje, sin poder evitar sentirse nervioso y hasta cierto punto ilusionado con cada minuto que pasaba, hasta que sus ojos quedaron inmejorables. Ahora debía ir por Tom…quien para su sorpresa, lo esperaba justo a medio camino; en vez de esperar a que fuera a buscarlo.
-Pero tu…
-¿Nos vamos?-preguntó el rubio levantando una ceja dejándolo más que sorprendido cortándole de tajo el nerviosismo, y haciéndole sentir “mariposas en el estomago”
-¿Que no… iba a ir Yo por ti?
-¿Quieres que me regrese?- respondió haciéndolo reír
-No, vamos al auto- dijo quitándole enseguida la mochila aún cuando Tom se negó, para llevarla él.
-No creí que fuéramos…en auto
-No está nada cerca, tardaríamos horas en llegar caminando
El torero se adelantó a abrirle la puerta nuevamente apresurándose. El patinador se veía bastante bien, por no decir guapo…
Bill bloqueó esa idea antes de hacer una locura antes de tiempo, y arrancó en dirección desconocida para el otro; que no dejaba de mirarlo, comenzando a en verdad ponerlo nervioso
-Te maquillaste más ¿cierto?- dijo rompiendo el silencio; mientras contemplaba las hermosas líneas en los ojos de Bill, resaltando su hermoso color avellana intenso
-¿No te gusta?- preguntó intentando disimular su preocupación y el hecho de no quitar la vista de la carretera
- Al contrario, me encanta…- respondió sin pensar sonrojándose al notar lo que acababa de decir, causando lo mismo en el pobre Bill, que comenzaba a debatir internamente entre continuar con su plan o detener ahí mismo el auto…definitivamente esperaba cualquier respuesta menos esa
-Gracias…ahora si había tiempo-dijo calmándose un poco haciendo reír al otro, que se reprendía a sí mismo en silencio-¿Pudiste dormir bien?
-Mejor si… pero aún no me has dicho a donde me llevas. ¡Esto en verdad es un secuestro!
-Es una sorpresa, te va a gustar… o eso espero
-Veamos que tienes pensado- contestó sonriendo cambiando el tema relajándose ambos.
Su camino terminó en el estacionamiento de una plaza comercial; confundiendo al rubio ¿Por qué irían tan lejos a una plaza? Había sido más de una hora de camino
-Cierra los ojos- dijo Bill al abrirle la puerta – no quiero que veas
-¡Pero Bill!...
-Nada, ciérralos- repitió sonriendo antes de cualquier cosa
-¡Me voy a caer!
-No te caerás, solo sígueme… ¡Ciérralos!- insistió el torero ayudándolo a bajar una vez que lo hubo hecho para guiarlo a la salida tomándolo de la mano
-¿Ya los puedo abrir?
-No, espera un poco
-¡¿Dónde estamos Bill?!- preguntaba ansioso aferrándose a la mano del pelinegro. Sentía la brisa fresca y húmeda y escuchaba un extraño sonido de fondo, que se hacía cada vez más fuerte conforme avanzaban
-Ahora vez, no te desesperes…
-¡Bill!
-¡Que ansioso eres! Listo; detente- dijo soltándolo para taparle los ojos con sus propias manos antes de que se le ocurriera abrirlos
-Empiezo a creer que en serio me estás secuestrando- dijo sintiendo el cálido tacto de Bill sobre su rostro, negándose a dejarlo ver
-Ya ábrelos… Tom, te presento la ciudad de Génova, Italia…- susurro el pelinegro suavemente quitando sus manos, dejándolo mirar al fin completamente en shock e hipnotizado…era hermoso
Las luces iluminaban todo a lo lejos, delimitada por un gigantesco y azul océano, que parecía extenderse hasta el infinito, tragándose el sol en una de las puestas más embelezantes que había visto jamás
-Bill…-susurró acercándose a la orilla del mirador sin poderlo creer
-¿Te gusta?
-Me encanta-repitió sonriendo mirando al torero quién no podía quitarle la vista de encima. La sonrisa del rubio era lo más lindo que había visto en su vida… Esperaron hasta que el sol se ocultara por completo, dando paso a una fresca noche llena de estrellas.
-¿A dónde quieres ir?
-A donde me lleves… el experto eres tú
-Meno Esperti…basta godere (no tan experto… solo disfrútalo)
-¡¿Sabes italiano?!- preguntó Tom sorprendido al mil.
-Leggermente…solo un poco- respondió riendo mientras bajaban hacia las hermosas calles del malecón de Genova
-¡Di algo!
-¿Qué quieres que diga?
-Lo que quieras… lo que estés pensando ahora
-Sei bellísimo quando sorridi …
-¿Cómo?- pregunto confundido. No había entendido ni una palabra de lo que Bill había dicho… en definitiva, el alemán y el italiano no se parecían para nada
-Que tienes una sonrisa preciosa- aclaró haciéndolo sonrojar…
-Di algo más
-Non Riesco a pensare ad oltro che si (No pienso en nada que no seas tú)
-Otra cosa…
Caminaban por la playa cerca del agua, más lo suficientemente lejos para no terminar mojados… la luna iluminaba la fina arena de color blanco que se hundía con su andar. Estaban completamente solos, creando una atmosfera de intimidad embelezante de la cual ninguno quería salir.
- Volevo dirti che ti amo ... Ciò che mi ha affascinato, e voglio stare con te ... e spero di dirvi presto ( Quiro decirte que te quiero ... Que me has fascinado, y quiero estar contigo ... y espero poder decirtelo pronto)-Confesó el pelinegro deseando por un segundo que Tom hubiera podido entenderle. El rubio meditaba las palabras sin lograr encontrar o imaginar su significado, más sentía un aire especial en cada una de ellas, tal cual si fueran solo para el; esperando por que supiera que querían decirle, que las entendiera de una vez por todas, aún cuando eran tan diferentes...
-¿Que dijiste?- preguntó mirando los profundos ojos de Bill a punto de perderse en ellos
-Te lo diré después... en alemán- susurró tranquilamente meditandolo. Aún no era el momento de decirselo.
-Dilo de nuevo
-Volevo dirti che ti amo...- repitió con todo su ser, tomandolo de la mano sinque el otro se resistiera en lo absoluto
-Otra vez...
-Volevo dirti che ti amo...
-Otra vez
-Volevo Dirti che ti amo...
-Hazlo otra vez...
La dulce voz de Bill resonába en su mente aun sin tener idea de lo que decía; y se negaba a dejar de escucharlas, amaba los susurros de el otro diciendoselas una y otra vez, solo para el. Parecía extraño, tal vez irreal,pero así las sentía
-No me dirás que significan ¿cierto?
-Hoy no... pero te prometo que lo haré; cuando menos lo esperes... Vamos al hotel, casi es de madrugada
-¿En verdad?
El torero lo llevo de vuelta al auto para dirigirse a donde pasarían la noche; decidiendose por fin en cuanto al momento; tal vez, cuando volvieran a Milan...

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