jueves, 8 de noviembre de 2012

Torero-Capítulo 10- Madrid, España pt.2


Alexander se encontraba en la sala de espera; aguardando el poder ver a alguno de sus subordinados, que hasta donde le habían dicho, no tenían heridas de gravedad.
Las cosas iban mucho peor que la última vez, y por lo visto; si no lo detenía ahora, acabarían igual más rápido de lo que creía…definitivamente no lo iba a permitir.
-Puede pasar joven- indicó una amable enfermera llevándolo a un cuarto de recuperación donde Richard y Jake (otro de sus aprendices) permanecían recostados en camilla, completamente adoloridos
-¿Qué tal están?
-Dios, no preguntes eso- respondió Jake mirando su brazo completamente inmovilizado y vendado-¿tu qué crees?
-Ok, explíquenme que pasó-dijo recargándose en la pared de la habitación.
-¿Por qué no se lo preguntas a Tom? ¡El debe saberlo! ¿No?
-¡Silencio!-ordenó sorprendiéndolos- ni una palabra a Tom sobre esto, ¿entendido?
La frialdad de su líder los impacto a lo que asintieron de inmediato. Jamás les había hablado de esa manera
-Es importante; solo trato de protegerlo- argumento mirándolos arrepentido de su reacción-ayúdenme a hacerlo
-¿Cómo?- pregunto Richard sintiendo la preocupación del pelinegro
-Solo no le digan nada. Estará lejos por algún tiempo de cualquier forma
-Eso no es suficiente
-Lo sé; Bill lo cuidará-dijo con pesadez enderezándose para salir-confío en ustedes. El no debe saberlo
Al despertar, Tom se encontró con que estaban en movimiento ya; y Bill acariciaba su cabello tratando de no despertarlo…aún se encontraba en pijama, así que no se había movido de ahí.
-Hola bello durmiente- susurró el torero al verlo abrir los ojos lentamente-Tom…despierta…
-¿Qué hora es?- preguntó aún adormilado recargado en su torso- eres cómodo
-Si, ya lo noté- respondió sonriendo al fin pudiéndose mover un poco…levaba más de 2 horas en la misma posición con tal de no mover al adorable patinador que tenía encima.- Son las 10:00
-¿Tan tarde?- preguntó levantándose rápido, o al menos lo intentó, antes de que Bill se lo impidiera-No de nuevo…
-Estamos en la carretera…además no tienes práctica, y yo no tuve nada que ver…en serio, lo también la cancelé
-¿Qué? ¿Por qué?
-Tenemos que entregar unas listas, y no iba a levantarme de madrugada a hacerlas
Fue entonces cuando se dio cuenta; el pelinegro tenía la cama llena de papeles y expedientes; que hasta antes de que se despertara, seguramente estaba ordenándolos aguardando a que él se dignara a abrir los ojos y dejarlo moverse…casi se sintió culpable
-Entonces…-dijo volviendo a acomodarse frente a él, tan cerca, a punto de besarlo-¿Tengo el día libre?
-Pues…si, creo que si- respondió sin moverse probando al patinador, que sin poder aguardar más, juntó sus labios sentándose en su regazo
-Espera, aún tengo que entregar esto-susurró separando un poco para besarlo suavemente de inmediato
-¿Puedo ayudarte?
-A ver… ¿Ves estas hojas?
-Si…
-Hay que llenarlas con esto- le indicó entregándole algunos expedientes bastante gruesos y con letras pequeñas…normalmente Bill no lo hubiera dejado hacer nada de eso y menos siendo su trabajo, pero en verdad era bastante y no tenía idea de cuándo acabaría.
Comenzaron a trabajar pasando información lo más completa que podían, hasta que llegaron al último
-Cuando lleguemos ¿Quieres ir a alguna parte?-preguntó Bill abriendo el último folder
-¿No tienes que trabajar?
-No…es una larga historia que…creo que no debo explicarte yo- dijo parte de la verdad tratando de no mostrarse nervioso. Si había algo que decir, prefería que lo hiciera Alexander y no ponerlo en riesgo de ninguna manera. Lamentaba mucho y se sentía culpable por traicionar a Tom; su Tom, pero si era para mantenerlo a salvo, haría lo que fuera necesario.
-¡Ya dímelo!- pidió incesantemente el otro durante bastante tiempo-anda ¿si?
-Bien, ¡pero tranquilo! Ustedes y nosotros nos vamos a una competencia, todos están preparando sus cosas…no vamos en la madrugada
-¿¡En serio?!-preguntó emocionado cual niño pequeño a punto de abrir su regalo de navidad-¿¡De verdad?!
-Tranquilo, tranquilo. Así que…tenemos todo el día para hacer lo que tú quieras
-¿Y tus papeles?
-Ya terminé, mandaré a Rodrigo a dejarlos… ¿Qué quieres que hagamos?
-Pues… no lo sé…No me diste tiempo de pensar
-Podemos recorrer la ciudad o…
-¿Podemos comer algo antes? …Tengo hambre…
Mientras tanto, un chico de largos cabellos negros, facciones afiladas y unos impactantes ojos azules con apariencia agresiva, andaba por las calles Españolas, adentrándose en los callejones lúgubres contando las puertas…una…dos…tres…quince
-Creí que no vendrías Andy… ¿o prefieres Alexander ahora?
-Cállate idiota. ¿Pudiste ver algo?
-Me lo pones difícil hombre; era demasiada información para una noche
-Ya en serio Ashley, ¿La encontraste no?- preguntó apresurado mientras ingresaban a un bar oscuro y de mala clase que al menos de aseguraba privacidad
-Calmado, aquí lo tengo- respondió el otro señalando su cabeza- Gabriel Rosenrott; hombre, 23 años; Alemán…
-¡Lo sabía!- dijo golpeando la mesa completamente molesto negándose a creerlo, ¡era el mismo hombre!-¿Qué más tienes?
-Esto- dijo Ashley extendiéndole una foto del aludido y justo ahí estaba; tal como lo recordaba
-¿Sabes qué relación tiene con Tom?
-Nada; pero investigué al otro tipo. Tom Kaulitz, 19 años, patinador; Alemán de Leipzig. Sus padres murieron hace poco, su única familia es su hermana Roxanne con quien no tiene contacto y su única persona de confianza o “amigo” es Bill Trümper. No hay más.
-Eso ya lo sabía, pero gracias. En verdad, me urge que averigües con tus contactos del tal Gabriel
-Hago lo que puedo Andy; pero no soy Dios. No prometo nada
-De acuerdo, avísame cuando tengas algo, estaré fuera por un tiempo
-¿Ahora a dónde demonios vas?
-A Leipzig- dijo levantándose mientras el otro lo seguía rápidamente dejando un billete sobre la mesa para pagar
-Ni creas que vas a ir solo
-Ahora voy al hospital; espérame afuera- concluyo aceptando la ayuda que esperaba no necesitar. Por ahora, los mandaría a todos a su casa por lo menos 2 meses; no arriesgaría a Tom a que supiera o a ellos que sufrieran las consecuencias de todo. Tal vez todo se calmara mandando a Tom lejos; mientras más lejos mejor.
“Inscribe a Tom y llévatelo, yo me quedo.CUIDALO”
                                  Alexander
Fue el mensaje que llegó al celular de Bill mientras salían de una plaza comercial de vuelta al campamento…lo leyó y comenzo alterarse al pensarlo. ¿Como que se quedaba? De cualquier forma no iba a convencerlo de lo contrario
“Mejor que a mi vida. Suerte”
                           Bill
-¿Pasa algo?- preguntó el patinador extrañado; más sin darle mucha importancia. Los días con Bill le encantaban, más cuando  el torero los dedicaba únicamente a estar con él y no andaba detrás de caballos y demás animales enfurecidos.
-No, bueno si…dice Alexander que solo uno de ustedes irá a la competencia
-Ahh…ya veo- dijo tratando de disimular su desilusión
-Tom, tú eres el que viene con nosotros
-¿Estas jugando verdad?-lo miró sorprendido sin creerlo. Si alguien iba, ese era Alexander o Richard, no él.
-Claro que no. Eres, y siempre serás el mejor…vamos a América
-¿¡América?!
-¿No quieres ir?
-¡Claro que si!- respondió abrazándolo casi mandándolo al piso
-Vamos, tus cosas ya están en el camper
-¿Y los demás?
-Tal vez deberías dormir bien hoy ¿no crees?...mi cama es cómoda
-Mas bien, tú eres cómodo- rebatió tomándolo de la mano mientras emprendían el camino de regreso en su última noche en Europa. Muchas cosas cambiarían en su ida al “nuevo mundo”

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